lunes, 2 de febrero de 2015

Cinco bocas que alimentar

En un día y en un supermercado como cualquier otro me encontré a este hombre mayor. Con cinco bocas que alimentar en su casa y pidiendo únicamente comida. No pedía dinero, ni nada más, sólo comida.
Mi indignación de siempre al ver estos dramas, la transformé en alegría e ilusión, con dos bandejitas de carne y un aceitito bueno de nuestra tierra que probablemente ni este hombre ni su familia disfrutarán habitualmente.
Amigos, no pasemos de largo, no son invisibles, podríamos ser nosotros, ayudemos como podamos.

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